La
educación bilingüe es un trabajo de jardinero que necesita un alto nivel
de compromiso de los padres, una práctica regular, una motivación
fuerte de preservar el bilingüismo. Perseverancia, coherencia y
continuidad son las tres palabras claves para mantener viva y saludable
esta planta tan preciada.
El
niño que crece en un medio bilingüe adquiere muy temprano la noción de
relatividad de las lenguas y practicas culturales. Cuando su madre le
dice " Ven a ponerte el abrigo" y su padre replica "Viens mettre ton
manteau", el niño entiende que existen diversas maneras de expresar la
misma idea.
Los
bilingües suelen tener mucha capacidad creativa . En los tests
destinados a medir el pensamiento creativo éstos pueden imaginar
múltiples usos y funciones a un objeto ( caja de zapatos por ejemplo) de
manera muy original y hasta divertida. Esto se debe a que los bilingües
poseen al menos dos palabras para nombrar el mismo objeto.
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